UNA MOTIVACIÓN FUERTE EN BLOGMASTER UDLA 2012



Documento seleccionado y adecuado por el Profesor Sergio Ortiz L. para atender al curso EDU. – 271 Necesidades Educativas Especiales y Adaptaciones Curriculares. Primer semestre 2012.
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El objetivo de este trabajo es conocer la realidad sufrida en la Alemania Nazi por miles de personas consideradas como un estorbo para el régimen.


 Afiche de Propaganda Nazi: "60000 RM es lo que esta persona que sufre de defectos hereditarios cuesta a la Comunidad de Alemanes durante toda su vida. Conciudadano, ese es su dinero. Lea Neues Volk, la revista mensual de la Oficina de políticas raciales del NSDP"


La Masacre de 200.000 Niños y Adultos



La discapacidad en la Alemania Nazi

La masacre de cerca de 200.000 adultos y niños con discapacidad durante la Alemania Nazi es quizás uno de los temas más delicados y dolorosos de abordar en el repaso histórico de la discapacidad. Antes de la persecución del pueblo judío, el pueblo gitano, los partidarios comunistas y la comunidad gay, Hitler emprendió una salvaje experimentación, tortura y asesinato de personas con discapacidad, con el pretexto de un plan de eutanasia que le permitiera concretar su delirante sueño de la pureza racial. Dichas técnicas nazis tempranas de exterminación incluyeron la muerte por inanición, gases tóxicos y exposición de personas con dolencias mentales a infecciones fatales. Por dolor o por omisión, estos acontecimientos parecen escapar a un ejercicio profundo de memoria que nos permitiría dar con claves esenciales para la comprensión de fenómenos como la discriminación y la inclusión social. Sin embargo, el hallazgo realizado el año pasado de una fosa común con restos de niños con discapacidad asesinados por el nazismo, y la reciente reposición de la obra teatral “Los primeros en partir”, hacen un llamado a completar la historia con una memoria necesaria que nos convierta en creadores de un futuro de esperanza para todos. Por estos días, el National Disability Arts Forum (Foro Nacional de las Artes  
Discapacidad) de Gran Bretaña dio a conocer en su gacetilla semanal la reposición de la obra teatral “Los primeros en partir”, del prestigioso dramaturgo y activista por los derechos humanos Nabil Shaban. Shaban (Amman, Jordania, 1953), quien padece de osteoénesis discapacitante, escribió esta obra en 1996, la misma trata de la persecución, tortura y exterminio de las personas con discapacidad en el régimen de Adolf Hitler. Y es precisamente a través de situaciones como éstas donde podemos observar la importancia concreta y vital del arte en nuestras vidas, el arte como generador de experiencias que devendrán en memoria sensible y necesaria. El arte que rescata a través de cada poética y cada gesto aquello que el olvido no puede exterminar en el corazón de las sociedades. Es que del holocausto sufrido por las personas con discapacidad en la Alemania nazi, sólo podemos obtener evidencia o encuentro, mediante alguna muestra testimonial en los tantos museos de la memoria. Al parecer, un inexplicable vacío se ha llevado testimonios y trazos de esa memoria que alberga una dolorosa realidad. Los orígenes del olvido Consultado acerca de las tempranas políticas de exterminio del régimen nazi, el Dr. Tom Shakespeare, director del Instituto para el Desarrollo y la Investigación de la Política y la Ética de la Universidad de Newcastle, y uno de los principales referentes en Bioética del Reino Unido (quien, además, porta acondroplasia), confirma una amarga verdad: ha habido una tendencia mundial a pasar por alto a las personas con discapacidad y otras “minorías” víctimas del Holocausto. “Las políticas del Holocausto son complejas, pero es importante reconocer a todas las minorías implicadas”, afirmó. Esta deuda obedece quizás a muchas y diversas causas, desde el rechazo social a enfrentar el dolor y el espanto y hacerse cargo, hasta la clara y escasa presencia de las personas con discapacidad en la “historia oficial” de la humanidad. Y todo se manifiesta como un síntoma oscuro del vacío del que los distintos colectivos de discapacidad siguen siendo víctimas hoy en día. Remontarse en esta historia de horror implica un fuerte e ineludible ejercicio de compromiso humano por reconstruir una memoria sin la cual permanecemos incapacitados ante la verdad, y sin ella no hay forma de sabernos seres libres, con capacidad de futuro, permanecemos esclavos de nuestra no conciencia, de nuestro temor o de aquello que casi constituye un crimen: la negación. En un artículo publicado recientemente por la Fundación Memoria del Holocausto de Argentina, la Prof. Isabel Burstein de Kohn expuso: “La negación del Holocausto no debería ser vista como una agresión a un grupo en particular. Sus planteamientos constituyen un insulto a la civilización toda. En la medida de que la sociedad toda logre visualizar sus verdaderas intenciones, se estará defendiendo a la historia de manipulaciones intencionales que responden a perniciosos objetivos y se estará defendiendo a la humanidad de nuevas atrocidades”. Pero para poder profundizar en esta historia, constituirla como memoria viva y comprender las razones de este olvido, es necesario retroceder a algunos años antes del régimen nazi e indagar en las raíces del plan de eutanasia cometido por Hitler. El programa alemán de eutanasia de discapacitados, como tal, se remonta a principios del siglo XX, como consecuencia de posturas científicas producto de un avance científico-tecnológico carente de desarrollo moral. Por ende, no es un plan de origen militar sino científico, apoyado en una cultura y un clima social propicios. El Dr. Omar França Tarragó (Prof. de Psicología de la Experiencia Religiosa de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica del Uruguay, Prof. de Teología Moral en la Facultad de Teología de la Universidad del Salvador de Buenos Aires), en su “Introducción a la bioética”, afirma que el plan de eutanasia nazi tiene sus orígenes “en occidente, en el  mundo  académico   universitario,  como   parte  de  las  reivindicaciones  de  la práctica de los médicos, del moderno intelectualismo pragmatista y del positivismo científico. En ese sentido, el intento de plantear la eutanasia a los discapacitados surgido en Alemania es un emergente de una posición ética mucho más amplia, que con frecuencia aparece en los ámbitos filosóficos y científicos de las universidades. De hecho, el programa alemán a favor de la eutanasia de discapacitados (ED) fue descrito por Binnding y Hoche en 1920, bastante antes de que se lo hiciesen conocer a Hitler, 13 años antes de que éste tomara el poder y 20 años antes de que el jefe alemán lo mandase ejecutar como tal. Ambos autores eran intelectuales universitarios: Binnding profesor de Derecho, Hoche profesor de Medicina”. De hecho, si antes no se hubiera planteado el tema tanto en la medicina como en el derecho, Hitler hubiera tenido mayores dificultades o resistencias para blanquear y accionar su plan de eutanasia. “Este proyecto comenzó en 1939 con la decisión de poner fin a los sufrimientos de un niño gravemente disminuido y tomó una amplitud típica de los excesos progresivos de los nazis. Su familia le solicitó por escrito autorización a Hitler para practicar una eutanasia. Hitler la autorizó. A partir de ahí, y desde el verano del 39 se contempló la posibilidad de extender la eutanasia a todos los pacientes de los asilos, considerados como “bocas inútiles, indignos de vivir”. En el otoño del 39, Hitler dio secretamente al jefe de la Cancillería del Führer, Philipp Bouhler, y a su médico personal, Karl Brandt, la autorización escrita (en su propio papel de correspondencia y firmado de su puño y letra) de lanzar el programa de la eutanasia”, relata Ian Kershaw, renombrado especialista en nazismo. En un principio, Hitler seleccionó para incluir en su plan de “muerte por gracia” a las personas con discapacidades físicas y mentales más severas, entre las que se incluían: el retardo mental, los desórdenes mentales, las enfermedades crónicas, la parálisis cerebral y la epilepsia. Pero los parámetros del exterminio se fueron ablandando hasta alcanzar a personas con rasgos físicamente atípicos pero no discapacitados, como el enanismo; los sospechosos de tener taras genéticas y aquellos que eran socialmente devaluados, es decir, los pueblos gitanos. De este modo, el 1 de septiembre de 1939, y a través de unas breves líneas, Adolf Hitler daba vía libre a uno de los acontecimientos más deplorables de la historia de la humanidad: “Reichleader Bouhler y Dr. Me Brandt han sido especialmente comisionados para extender la autoridad de los médicos designados personalmente para que la muerte por gracia sea garantizada a los pacientes, que de acuerdo al juicio humano son incurables según la evaluación más crítica del estado de su enfermedad”. El programa T4 “La decisión de aplicar la eutanasia a los disminuidos mentales y físicos fue tomada directamente por la Cancillería del Führer. Los que se encargaron de ello tenían oficinas en el número 4 de la calle Tiergartenstrasse, en Berlín, de ahí el nombre de proyecto T4”, comenta Ian Kershaw en relación al nombre del siniestro plan de exterminio de las personas con discapacidad. El Proyecto T4 permitió experimentar con los métodos de exterminación que luego se aplicaron sobre los pueblos judío y gitano, especialmente con el gas de monóxido de carbono. Si bien no se sabe acerca del número real de hombres, mujeres  y  niños  que  fueron víctimas del T4, se calcula que   las   cifras  rondarían    entre    los   200.000  y  1.000.000  de  personas  con  discapacidad. Según estudios del Dr. Omar França Tarragó, se trataría de unas 300.000 personas con discapacidad mental y 100.000 con retraso mental. “Se sabe a ciencia cierta que en la ciudad de Berlín, de 16.300 enfermos mentales sobrevivieron sólo 2.400; y que en una institución Bávara, de 2.500 sobrevivieron 200. Por otra parte, algunas instituciones psiquiátricas cerraron sus puertas debido a la ‘rápida desinstitucionalización’”, afirma. El año pasado, en Alemania, 72.000 personas pasaron por la exposición “Medicina mortal: Creando la raza maestra”, basada en la evidencia de estos crímenes, hallada en la clínica Am Spiegelgrund. Se estima que en éste y en otros cinco centros de toda Alemania, incluido un castillo en Wuerttemberg, médicos y enfermeras asistieron a la ejecución, a tiros o en cámara de gas, de unas 70.000 personas entre 1940 y 1941. La exposición demostró, no sin revuelo, cómo, pese al abandono del programa, las matanzas masivas continuaron en secreto. También en 2006, autoridades alemanas de Arnsberg que investigaban el descubrimiento de cerca de 51 esqueletos, muchos de ellos de bebés o niños con indicios de discapacidad física, en una presunta fosa común, confirmaron su relación con los crímenes del T4 en la era nazi. Los investigadores corroboraron, además, que se encontraron en la tumba instrumentos médicos. Lo cierto es que aún no se conocen los resultados de la investigación y si todavía quedan responsables de ese crimen con vida. El programa T4 culminó de forma secreta el verano de 1941, después de las protestas sociales y clericales, especialmente del obispo de Münster. En otoño del mismo año, a raíz de su clausura, decenas de miles de personas fueron asesinadas con medicación o simplemente se los dejó morir de hambre. Los principales responsables del T4 se desplazaron entonces a Polonia oriental, en la región de Lublin, para levantar los primeros campos de exterminio del sector, como el de Belzec. “Con la creación de otros dos campos de la muerte, Sobibor y Treblinka, Belzec formará parte a partir del verano del año 1942 de la Aktion Reinhard. Esta denominación se utilizó en homenaje a Reinhard Heydrich y consistió en el plan de exterminación de todos los judíos de Polonia”, completa Kershaw. Fue así como, gracias a este siniestro ensayo, Hiltler y el nazismo pusieron en marcha el proceso de persecución y eliminación del pueblo judío y otros colectivos. Tan tardío fue el esclarecimiento y el reconocimiento de estos hechos que no fue hasta 1989 que se colocó una placa en la calle Tiergartenstrasse en memoria de las víctimas, un acontecimiento que provocó que numerosos hospitales alemanes admitieran haber colaborado con los nazis en sus experimentos en ingeniería genética. Las políticas eugenésicas hoy En noviembre del año pasado, un grupo de médicos británicos reabrió la polémica cuando recomendaron la eutanasia para recién nacidos con discapacidad, confirmando que aquel “clima científico” de los años 30 aún conserva varios adeptos en el mundo. La asociación de médicos ingleses había pedido a los demás médicos del país que practicaran la eutanasia a los recién nacidos con algún severo daño cerebral o físico. Según informó la prensa, el Royal College of Obstetricians and Gynecology sugirió, dentro de una lista de recomendaciones al Consejo de Bioética  de  Nuffield,  que  el  extermino  de  estos  bebés  es  mejor  que  realizar  extensas cirugías o tratamientos. En su discurso, la asociación concluyó que “un niño discapacitado puede generar una familia discapacitada. Si el acortar vidas y las intervenciones deliberadas para matar infantes estuviera disponibles, deberían tener un impacto en las decisiones obstétricas”. A partir de estos testimonios, y sin un previo ejercicio de la memoria, sin una valoración exacta de los crímenes cometidos bajo la influencia de ideologías similares implantadas sin debate, a mansalva, es que podemos percibir la necesidad de un repaso consciente por este suceso. Al respecto, el reconocido escritor Juan Gelman asegura: “Junto a las ‘limpiezas étnicas’ de la ex Yugoslavia existen las ‘higienes políticas’ bien conocidas en nuestro Cono Sur, y ambas son genocidas. Cuando esa ideología dirige la política de Estado, desemboca en el exterminio masivo. En la Alemania nazi se empezó segregando a muchas clases de enfermos mentales y discapacitados físicos (incluidos los que padecían ceguera, sordera y deformaciones hereditarias). Siguió la esterilización forzada de hijos de madres alemanas y padres no blancos (los ‘bastardos del Rin’) que alcanzó a 375.000 personas, el 0,5% de la población total. A medida que la guerra se acercaba, la esterilización de alemanes discapacitados fue sustituida por la muerte -de unos 70.000 adultos- que coordinaba el T4 en seis centros de exterminio. La ‘eutanasia’ de discapacitados siguió en los hospitales nazis, en algunos hasta dos semanas después de terminada la guerra. Acompañando, desde luego, la matanza de gitanos y el genocidio en escala gigantesca de 6 millones de judíos”. Científicos, filósofos, políticos, naciones, muchos y variados fueron quienes se dejaron seducir por el crimen y el delirio, el Holocausto no hubiera podido sostenerse sin el consentimiento de tantos. Hoy es nuestro deber no mirar a un lado y saber que cada uno de nosotros tiene la posibilidad de apostar a una memoria que construya un futuro verdadero, reflexivo, justo, con lo mejor de la humanidad, sin indiferencia y sin abandono. “(...) hubo millones y millones que sabían y no hicieron nada. Y también es importante considerar quién llevó a cabo esto: fue realizado por un gobierno, no por un grupo de gente insatisfecha y desorganizada sino por un gobierno legítimo que llegó al poder a través de un proceso democrático en la nación que era la más altamente educada del mundo en ese momento, así que hemos aprendido que los valores democráticos y la educación no son suficientes. Hubo muchos asesinatos masivos en la historia pero nunca antes o después ha sucedido algo parecido al Holocausto, con este nivel de intención y motivación profunda, con este alcance y metodología”*, afirma la Lic. Sara Bloomfield. Es tiempo de que éste, como tantos otros crímenes puedan ser saneados a fuerza de compromiso con la vida y compromiso con aquellos que murieron siendo víctimas. Es la única chance para que estos acontecimientos no vuelvan a manchar nuestra historia con la sangre de los inocentes, y para que los oportunistas del crimen y la segregación no encuentren terreno fértil donde sembrar su odio.

 

Cuestionario.

1 .- ¿Que opinión le merece el artículo?

2 .- ¿Tenia usted noticias de este hecho histórico?

3 .- ¿Bajo que argumentos se podría justificar esta política de exterminio?

4 .- ¿Qué sabe usted de la familia Ovitz, y los enanitos en Auschwitz? 
 
5 .- ¿Conoce usted a Stephen William Hawking?

6 .- Consulte esta página de INTERNET :

                 http://es.wikipedia.org/wiki/Stephen_Hawking

                 http://www.astroseti.org/articulo/4094/


7 .- Stephen William Hawking  nació en 1942 en Inglaterra. ¿Qué consecuencias  
      para la humanidad hubiese tenido si este científico hubiese nacido en Alema-
      nia?

8 .- ¿Sabia usted que a Albert Einstein se le consideró con bajo coeficiente inte-
      lectual?

9 .- ¿Qué sabe usted de Vincent Van Gogh?



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Documento seleccionado y adecuado por el Profesor Sergio Ortiz L. para atender al curso EDU. – 271 Necesidades Educativas Especiales y Adaptaciones Curriculares. Primer semestre 2012.

El siguiente artículo se refiere a la postura que tiene Alemánia frente a las personas con capacidades adaptativas diferentes

http://www2.univ-paris8.fr/ingenierie-cognition/masterhandi/liens/rapport_gallo/proes/alemania.html

ALEMANIA



1. Marco legal
2. Definición de discapacidad y servicios de apoyo al empleo.
3. Empleo protegido.
4. Empleo en el mercado abierto.

La política de integración alemana da una gran importancia, ante todo, al concepto
de rehabilitación. La integración de los discapacitados se halla en estrecha relación con la asistencia social, sin que ello implique forzosamente el pago sistemático de subsidios. Al contrario, el compromiso de rehabilitación tiene por objetivo en Alemania permitir que las personas discapacitadas adquieran la mayor
autonomía posible.

El segundo componente de la política alemana de integración es el empleoobligatorio, de larga tradición, que consiste en un sistema de cuotas, completado por el pago de contribuciones compensatorias y por la protección especial contra el despido.

1.- Marco legal.

El artículo 10 del Código Social alemán reconoce el derecho social de los discapacitados a la integración: toda persona afectada de una discapacidad física,
mental o psicológica, o que tenga el riesgo de estarlo, independientemente de su
causa, tiene el derecho social de recibir la asistencia necesaria para prevenir, eliminar o mitigar la discapacidad, evitar su empeoramiento y paliar sus efectos, así como de tener garantizado un puesto en la sociedad, en especial en el mercado de trabajo, de acuerdo con sus inclinaciones y sus habilidades. Esta disposición constituye la base de la política de rehabilitación alemana, que se fundamenta en cuatro principios:

     El principio de normalización y de independencia, conforme el cual las personas discapacitadas deben contar con una vida autónoma que no dependa de las prestaciones sociales ni de las reglamentaciones especiales para minusválidos.
     El principio de finalidad, según el cual todo discapacitado tiene derecho a ser asistido de acuerdo con sus necesidades, independientemente de la causa de su discapacidad. 3. El principio de intervención precoz, que tiende a minimizar el grado y los efectos de la discapacidad y a compensar los efectos inevitables.
     El prinicipio de asistencia individual, tomando en cuenta la situación concreta de cada persona discapacitada o a riesgo de estarlo.

Por su parte, la Ley sobre las Personas con Minusvalías Graves de 1974 constituye la base actual de la política de empleo de minusválidos. Esta legislación
contempla dos niveles de acción. De un lado, los talleres protegidos para las personas excluidas del mercado laboral. De otro, el empleo abierto, mediante la exigencia de una cuota obligatoria de contratación a las empresas privadas y públicas y mediante la protección contra el despido, la defensa de los intereses y otras posibilidades de asistencia especial.

Además, en 1994 la Constitución introdujo una cláusula de no discriminación por
razones de discapacidad.
     2.- Definición de discapacidad y servicios de apoyo al empleo.

La ley alemana se basa en las definiciones ofrecidas por la Organización Mundial
de la Salud (deficiencia, discapacidad y minusvalía). De este modo, en Alemania se considera discapacitada la persona cuya capacidad de integración se ve limitada a causa de una situación física, mental o psicológica anormal.

Evaluación. El diagnóstico y la evaluación formal del grado de discapacidad recaen bajo la responsabilidad de una institución de bienestar especial independiente. La previa evaluación y la inscripción en el registro son necesarias
para obtener cualquier beneficio legal. La ley considera grave la discapacidad de
al menos 50%. Pero, para poder beneficiarse de la obligación de empleo, las personas afectadas de una discapacidad entre el 30 y el 50% son asimiladas al estatuto de las gravemente discapacitadas, si no consiguen encontrar o conservar
un empleo a causa de dicha discapacidad.

Servicios de rehabilitación. La rehabilitación, que es una noción fundamental en la
política de integración alemana, da una importancia primordial a los programas de
formación profesional y de reciclaje. Su objetivo principal es ofrecer a los minusválidos la igualdad de oportunidades a la hora de competir en el mercado laboral. Se trata de una formación dual, que se realiza a cargo de una organización pública o privada, junto a personas no discapacitadas, y que se completa con la asistencia a un centro de formación profesional.

La Oficina Federal de Empleo es responsable de los Centros de asesoramiento profesional especializado, encargados de dar orientación e información individualizada a los minusválidos acerca de las posibilidades de empleo o de cambio de profesión que están a su alcance, y sobre las ayudas que existen para
la formación profesional y la integración. Los asesores profesionales pueden acudir, cuando lo necesiten, a los equipos de médicos y psicólogos que trabajan en los Servicios de Empleo. Los servicios de los centros especializados son muy solicitados, y su consulta aumenta cada año.

Existen dos tipos de centros especializados de formación profesional, financiados
y dirigidos por el gobierno federal, por asociaciones profesionales, de seguros, religiosas y por organizaciones humanitarias :

los Centros de asistencia profesional proporcionan formación inicial, en especial a jóvenes que sufren dificultades de apredizaje. Existen unos 50, con 13.000 plazas.

los Centros de formación profesional acogen adultos que poseen experiencia profesional pero que necesitan ser reorientados por causa de accidentes, lesiones o discapacidad. Estos Centros de reciclaje están equipados con servicios especializados (médicos, psicólogos, educadores) y proporcionan cursos de formación de 6 a 18 meses de duración, cubriendo 70 profesiones. Existen unos 30 Centros de formación profesional, con 15.000 plazas. Los índices de colocación son generalmente altos, pero también aumenta la proporción de parados al acabar la formación Los discapacitados reciben ayuda igualmente durante el período de rehabilitación, en los Centros de rehabilitación medical y profesional (existen unos 17, con 2.800 plazas), que ofrecen asesoramiento sobre la actividad profesional adecuada, orientación hacia la reincorporación al trabajo, etc.

Colocación. Las oficinas locales de empleo cuentan con especialistas encargados
de encontrar plazas para los discapacitados en empresas. Llevan a cabo análisis de las plazas disponibles y de su adecuación a las posibilidades del trabajador discapacitado. Pero la puesta en práctica de este procedimiento es muy limitada: el carácter demasiado general de las funciones del especialista, el escaso contacto con las empresas, la cualificación a menudo insuficiente de este profesional, empobrecen los resultados de la colocación. La proporción de discapacitados integrados en el mercado abierto no pasa del 1%.

Las agencias de trabajo temporal proponen oportunidades de colocación para discapacitados. Acogen a parados y a otros grupos desfavorecidos, entre ellos a los discapacitados. La empresa START y otras agencias reciben subvenciones por
parte del Estado.
3.- Empleo protegido.

La ley de Asistencia Social contiene un capítulo dedicado especialmente a la promoción de los talleres de readaptación. Desde la reforma de 1996, existe un derecho legal al trabajo en talleres protegidos, que acogen a todos los discapacitados sin importar el tipo ni el grado de discapacidad, siempre que alcancen una capacidad mínima de producción económica. La Oficina Federal de
Empleo remite a las personas discapacitadas a los talleres. El acceso es aprobado
por el comité técnico del taller. Existen unos 700 talleres protegidos en Alemania, que proporcionan cerca de 120.000 puestos de trabajo.

Los talleres son reconocidos por el Departamento Federal de Empleo. Pueden ser
independientes o bien pertenecer a empresas o a hogares residenciales. La financiación de los talleres proviene de su propia actividad económica, pero pueden solicitar, cuando están legalmente reconocidos, subvenciones públicas. Cada taller se divide en tres unidades: una unidad de evaluación, que analiza las
necesidades de formación o de trabajo de la persona minusválida; una unidad de
formación profesional, que proporciona al trabajador, durante un período de hasta
dos años, formación suficiente para desempeñar un trabajo rentable; y una unidad
de producción, que continúa la rehabilitación social y profesional del trabajador, ofreciendo una amplia variedad de trabajo.

El derecho laboral no se aplica a los talleres protegidos, que no proveen protección al trabajador, y que ofrecen además un salario inferior al nivel de subsistencia. Pero la reforma de 1996 ha mejorado el estatuto de los trabajadores, en especial en lo referente a horarios, bajas por enfermedad y continuidad del salario en caso de enfermedad.

Empresas sociales. Las empresas sociales surgieron en Alemania en los años 80.
Proporcionan a los minusválidos trabajo ordinario, contratos normales y salarios según el convenio colectivo del sector, en las mismas condiciones que las personas no discapacitadas. Son dirigidas por ONG, que en 1985 se reunieron en
una única organización nacional. Las empresas sociales funcionan con arreglo a
criterios económicos y proporcionan subvenciones a través del Fondo de Compensación. Son pequeñas empresas que actúan en el sector industrial y en la
venta al por menor. La mayoría de ellas emplean a discapacitados mentales, que suelen estar excluidos de los talleres de readaptación y de los puestos ordinarios de trabajo.

4.- Empleo en el mercado abierto.

La Ley sobre las Personas con Minusvalías Graves obliga a las empresas a fomentar y a adaptar el empleo de minusválidos. La ley establece un sistema de cuotas, completado por el pago de una tasa compensatoria por cada empleo obligatorio no ocupado. La ley prevé también una protección especial de los minusvalidos contra el despido y la defensa de sus intereses por medio de un representante especial en el medio laboral.

Sistema de cuotas. Las empresas públicas y privadas de 16 o más empleados tienen la obligación de reservar el 6% de sus puestos a trabajadores minusválidos.
Beneficiarios. La ley se aplica a ciertas categorías de personas con minusvalías graves o en situación asimilada. Es decir, las personas con un grado de discapacidad superior al 50%, o bien comprendido entre el 30 y el 50% si impide a
la persona encontrar o conservar un empleo adecuado.

Un trabajador puede representar, si la autoridad laboral lo permite, más de un puesto reservado cuando su incorporación supone dificultades particularmente graves para la empresa. Por ejemplo, un ciego cuenta por dos.

La contribución compensatoria. En caso de incumplimiento de la cuota, la empresa
deberá pagar 200 marcos mensuales por cada puesto no cubierto. Las contribuciones llegan, por un lado, a un Fondo regional, encargado de redistribuirlas en los programas de formación y de integración, y, por otro, al Fondo de Compensación creado por el Ministerio de Trabajo y de Asuntos Sociales con el fin de promover programas de integración a nivel nacional. La mayoría de las empresas cumplen su obligación por esta vía, que les supone una
mayor rentabilidad. Las asociaciones de minusválidos reivindican el aumento del
montante de la contribución.

En 1994, sólo 25.192 de las 148.791 empresas sujetas a la obligación de empleo
habían cumplido una parte de la cuota. La proporción de empresas que cumplían
totalmente con su obligación había bajado al 37% en 1994. Por su parte, la cuota en el sector público es en general superior a la del sector privado.

Sanción. El incumplimiento de la obligación de empleo puede sancionarse con una
multa de 5.000 marcos. Pero en la práctica la sanción no es impuesta.

Condiciones laborales. El derecho laboral es totalmente aplicable a los minusválidos, pero éstos cuentan además con una protección especial.

Por un lado, la Ley sobre las Personas con Minusvalías Graves contempla la protección contra el despido, que comienza a partir del sexto mes. Todo despido debe someterse a autorización administrativa. Los actores en juego (empresarios y trabajadores) consideran que esta disposición es la más importante de las contenidas en la ley. Sin embargo, resulta difícil dar cuenta de su efecto práctico.

Si, de un lado, los trabajadores discapacitados afirman hallarse más protegidos gracias a ella, de otro los empresarios mantienen una actitud negativa, puesto que
la imposibilidad de despedir constituye de hecho un obstáculo a la contratación.

Pero en la práctica las solicitudes de despido dan lugar, en un 80% de los casos, a
la pérdida del empleo por parte del trabajador discapacitado. Así pues, no es la existencia de la protección en sí misma la que garantiza el mantenimiento en el empleo, sino la actitud de los representantes de los minusválidos durante el procedimiento del despido.

Por otro lado, en virtud de la ley, un representante de trabajadores minusválidos debe ser elegido si la empresa cuenta con más de cinco miembros discapacitados
entre el personal permanente. En la práctica esto no se cumple, ya sea porque la elección no se lleva a cabo, ya sea porque su papel es inútil, dado que no se le informa ni se le invita a participar en la empresa.

Ayudas económicas. Las empresas que contratan personas con minusvalías graves pueden percibir subvenciones de salario por parte de la Oficina Federal de
Empleo, que financia hasta el 80% del salario y el 100% de los gastos por formación, durante un período de tres años. Al final de dicho período el trabajador
deberá conservar su puesto; en caso contrario, la empresa deberá devolver la subvención recibida. Las legislaciones locales proponen a veces subvenciones más beneficiosas, asumiendo hasta el 90% del salario. Además, la empresa puede recibir, en concepto de compensaciones por baja productividad, hasta 800 marcos mensuales sin límite de tiempo, en principio, que serán revisados en función de la evolución de la productividad del trabajador. Por otra parte, el Fondo
de contribuciones compensatorias financia la creación y la adaptación de puestos
de trabajo.

Por su parte el trabajador recibe ayudas para cubrir los costes de incorporación al
trabajo y el transporte, incluida la compra de vehículos. Existen otras formas de ayudas en forma de seguimiento psicológico y social.
También pueden concederse créditos al autoempleo, así como ayudas para el
teletrabajo.